¿Por qué somos tan conformistas?


Escrito por: Coronel Mario José Guatibonza Carreño.
Administrador Policial.
Administrador de empresas.
Abogado egresado de UNICIENCIA.
Especialista en Seguridad Integral.


El conformismo es una de las causas de la pobreza, del subdesarrollo y de una mala calidad de vida. John f Kennedy escribió “El conformismo es el carcelero de la libertad y el enemigo del crecimiento”.

¿Por qué somos tan conformistas? será que nos acostumbramos a vivir en medio de grandes trancones viales, la cultura de la ilegalidad, violencia, una malla vial deteriorada, calles y parques abandonados y sucios, costosos y numerosos impuestos, obras públicas con sobrecostos, baja calidad y otras quedan para la historia como grandes elefantes blancos, organismos de control politiqueros y complacientes con la corrupción, robos descarados al erario público, malas administraciones, un congreso desprestigiado, deficientes y costosos servicios públicos, justicia politizada y con bajos índices de credibilidad, cárceles abarrotadas de delincuentes , deterioro del medio ambiente, deficientes servicios de salud, acciones de los grupos terroristas, bandas criminales y delincuencia organizada, transporte en buses públicos como sardinas enlatadas y baja calidad en educación, entre otros tantos males.

Debería ser obligatorio, formar en valores, ética y responsabilidad social para poder borrar esa mentalidad impasible que nos consume. La Universidad tiene un rol trascendental en la sociedad, ya que imparte el conocimiento y necesariamente influye en la concepción que tendrán sus egresados en su actuación profesional. Es pertinente preguntar ¿qué está haciendo la universidad en promover en el estudiante los valores éticos de la profesión que va a desempeñar? La calidad de la educación no solo es para obtener conocimientos sino también para ser mejores seres humanos.

Para encontrar una solución a los tantos problemas se requiere una verdadera política pública, en la que prime el bien común, pero ahí está el problema. Los encargados de ponerla en práctica con contadas excepciones se dedican es sacar provecho personal y particular, lo que conocemos como, burocracia, clientelismo y la famosa politiquería.

¿A qué se debe esa pasividad y conformismo? lo más preocupante es que las nuevas generaciones muy poco les interesa lo público. Mientras en Colombia no se demuestre inconformismo y se revolucione el rumbo educativo, económico, político, social y fundamentalmente, se cambie ese pensamiento conformista. Nunca podremos salir del atolladero en que nos encontramos.

Colombia con tantas riquezas y biodiversidad debería ser una de las grandes potencias del mundo, pero no, es un país pobre, subdesarrollado y atrasado, por el conformismo ante la violencia, la corrupción y bajos niveles en la educación e investigación entre otros aspectos.

Lo que nos debe mover hacia una mejor Colombia indudablemente es la disconformidad. Pero ojo, no son inconformes aquellos a los que su intuición les dice que algo anda mal y sienten la vehemencia de hacer algo, pero no hacen nada por miedo o por no afectar intereses particulares o personales.

Para reafirmar inequívocamente, que otro País es posible, lo que hace falta es inconformes. Ante el panorama de indiferencia frente a los tantos problemas sociales que nos afectan, siendo el más grave la corrupción, sirve recordar una frase del escritor José Saramago, “es hora de aullar, si no hacemos nada, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos”.


 

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