Medidas gubernamentales y roles democráticos en tiempos de COVID: éticas aplicadas y contextos regionales


Escrito por: Jesús Yesid Cáceres Méndez.
Abogado Uniciencista.
Especialista en Gestión Empresarial.
Especialista en finanzas


En estos tiempos tan difíciles que se vive a nivel mundial es fácil cuestionar muchas decisiones o medidas que toman los gobiernos para controlar un virus que no vimos venir y para el cual tampoco estamos preparados como el COVID-19, este microorganismo altamente infeccioso nos tomó por sorpresa e incluso coloco en aprietos a las naciones más desarrolladas o países industrializados del primer mundo, muchas de las medidas adoptadas por los diversos gobiernos nacionales en el mundo están basados en las indicaciones entregadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cual es un organismo de las Naciones Unidas (ONU), cabe mencionar que la OMS es el ente especializado en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención a nivel mundial en materia de salud pública.

Por lo tanto, las medidas adoptadas por el gobierno nacional son dictaminados por la OMS o alineadas con ciertos ajustes a lo establecido por dicha organización y no son pautadas de forma radical por el gobierno nacional como opinan algunas personas. Y es que para contrarrestar este virus COVID-19 se debe involucrar a los diferentes responsables del tema como una cadena de engranaje, además, hacer un llamado a los especialistas con mayor experiencia y credibilidad en asuntos de manejo de epidemias para encontrar una solución democrática efectiva, algunos implicados serán agentes activos en la formulación de planes de acción y los demás ciudadanos como agentes participes pasivos acatando las medidas de bioseguridad reglamentadas por las autoridades nacionales competentes para menguar el impacto en la salud pública y también en la economía.

Entonces confiar que el gobierno nacional y regionales solucionen esto de forma sobrenatural es bastante utópico, dejarlo encargado para que determine cuál debe ser el comportamiento ciudadano frente a la cuarentena y ser los vigilantes de que cumplan las medidas de bioseguridad es un trabajo arduo y complejo, en términos más populares todos deben colocarse la camiseta y aportar su granito de arena, comprender que ser personas más racionales ayuda a salvar vidas y no excusarse siempre en el desconocimiento de la ley, la falta de recursos económicos, falta de apoyo del gobierno, entre otros, para así comenzar a fomentar la desobediencia civil. Por lo tanto, en tiempos de crisis la unión hace la diferencia, como bien dice en el pasaje bíblico “…si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”, por eso, como país, ciudad, municipio, comunidad, barrio y familia, debe prevalecer la unidad, la integridad, la solidaridad y tolerancia para enfrentar este enemigo invisible de una manera más eficiente.

Actuar de modo responsable y respetar cada una de las reglas por más sencillas que sean, como: lavarse las manos constantemente, usar tapabocas, guardar la distancia, salir estrictamente de casa en casos necesarios, aplicar el distanciamiento social y otros, son normas de higiene básica fáciles de cumplir que reduce el número de contagiados y aporta a la democracia en el cumplimiento de los deberes constitucionales de la participación ciudadana. Es irresponsabilidad que como ciudadanos colombianos se busque a quien señalar para justificar el mal comportamiento durante el aislamiento, en este momento es tiempo de renovar nuestra mentalidad de enfocarnos siempre en lo positivo y menos en lo negativo, esto debido al dilema que cuestiona que es más importante la salud o economía en esta época de cuarentena, cuando es bien sabido que ambas son igual de importantes y esenciales para el ser humano, además, esto se puede manejar de manera inteligente y responsable con el fin de mitigar la propagación del virus y asimismo ayudar a la población pobre y vulnerable del país.

El reto ahora es aprender de los errores en tiempo real, en lo que tal vez hace o deja de hacer las autoridades gubernamentales no es competencia de una sola persona, eso, sin descuidar la veeduría ciudadana que es responsabilidad de todos para evitar los actos de corrupción de parte del gobierno, la lección aprendida es estar mejor capacitados a futuro porque no será la última pandemia que afronte la humanidad, ser más humildes al momento de someternos a las autoridades legítimas encargadas y obedecer para que las cosas fluyan de la mejor manera es un principio de solidaridad social que contribuye a ser una nación civilizada, de este modo podemos enfrentar los nuevos desafíos tal vez igual o peor al que vivimos actualmente con mejor disposición y actitud.


 

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